04 Jun El impacto del COVID-19: infancia, jóvenes y familia
El confinamiento estricto de dos meses en consecuencia de la emergencia sanitaria ha generado un gran impacto en nuestras vidas, desestabilizando todo aquello que nos daba seguridad y obligándonos a permanecer en nuestras casas en soledad o con nuestras familias.
Dependiendo de la situación personal de cada uno, estos meses se han vivido de formas muy diferentes, con más o menos grados de incertidumbre o agonía.
El diagnóstico que hicimos en el mes de mayo, una vez empezada la desescalada, muestra cuales son los aspectos que más han afectado a los niños, jóvenes y familias que participan en los proyectos de Saó, y que por tanto, serán los aspectos donde más tendremos que dedicar tiempo y recursos para poder ayudar a repararlos.
Hay ítems que han mejorado respecto al primer mes de confinamiento, como los sentimientos de soledad, de aislamiento social o irritabilidad. En cambio, hay otros que se han mantenido altos, como la dificultad en la gestión emocional de la situación y la dificultad en restablecer hábitos saludables. También destaca el miedo a los nuevos contagios y la preocupación por el futuro, especialmente en relación a los ingresos económicos y recursos para tener unos mínimos cubiertos.
- Un 81% de las familias tienen dificultad para gestionar emocionalmente la situación
- Un 61% de los adultos tienen dificultades para poner límites y rutinas a los niños
- Un 64% de los niños no duermen bien
- Un 66% de los niños y jóvenes se encuentran desmotivados
- Un 74% de los adultos tienen miedo a salir por exponerse al contagio
- Y un 84% están inquietos y preocupados por el futuro, el 73% en relación con el trabajo y los ingresos
- Las ofertas laborales de empresas se han reducido estrepitosamente un 80%
- Un 47% de las personas que están buscando trabajo son menores de 30 años